("Toda empresa necesita éxito, por eso busqué el camino más corto hacia él", declaró el dirigente del voleibol georgiano al importar a dos brasileros al voli de playa... y encima se llaman Geor y Gia, ¿dónde está el COI en estas situaciones?) FOTO tomada de la TV
(Los Juegos Olímpicos motivaron muchas reflexiones. Una de ellas fue las nacionalizaciones de atletas, en busca de una medalla, a propósito de lo cual escribí el trabajo OLÍMPICOS BAJO OTRA BANDERA.
Hoy, la educadora y deportista española Fátima Gil nos envía este 12 de septiembre un profundo análisis sobre el tema, desde una óptica múltiple y que mucho agradecemos).
fatimagil@hotmail.com
(¡Exclusivo desde España!)
No creo que ningún deportista sueñe con subirse al podio en una competición Internacional y escuchar el himno de un país que no sea el suyo de origen.
El país del que cada uno se considere, por nacimiento o por haber pasado allí la mayor parte de su vida, aporta más que un color, que una Federación. De nuestros orígenes conservamos las primeras costumbres, las primeras palabras, nuestro primer entorno, las primeras normas de convivencia y nuestro idioma.
En Beijing 2008 hemos podido ser testigos de las nacionalizaciones en masa en post de una medalla. Sin embargo hay dos cuestiones diferentes bien importantes.
No resulta extraño el hecho de no encontrar a ningún atleta que se haya nacionalizado para encontrar una situación económica, social o política peor de la que ya tenía. Por lo tanto, esta obviedad, nos hace ver claramente que los deportistas adoptados o nacionalizados en otros países buscan mejorar su situación y su entorno.
Este simple hecho es razón suficiente para eximir de toda culpa siempre y cuando se cumplan las normas estipuladas y bajo LA MORAL de la persona, de las personas, y del Deporte.
Otro caso bien diferente, y me atrevo a decir, Denunciable, es el de las propias Federaciones Nacionales…
En estos Juegos Olímpicos hemos visto lo que se es capaz de hacer por engrosar el medallero nacional, por conseguir puestos en el ranking, o renombre. Esta situación sí que hay que empezar a regularla. Dos opciones paralelas se podrían llevar a cabo.
Por un lado, es necesario que se regule a nivel internacional, con un consenso del Comité Olímpico Internacional, unas normas básicas y obligatorias que deberían cumplir los países participantes con el fin de ordenar las nacionalizaciones y adopciones para que no se de el caso de atletas que ni hablan el idioma de su "país"… eso es intolerable, y es una falta de respeto para los deportistas de esa Nación o Estado.
A su vez, cada país podría tener libertad para exigir unas normas más estrictas (bajo una vigilancia del COI), pero nunca más permisivas, con el claro objetivo de marcar unas pautas mínimas, coherentes y ordenadas que defiendan a todos los deportistas.
Por otra parte, y es aquí cuando se piensa en "el atleta". Cada caso debe personalizarse. Una vez que se han cumplido esos requisitos mínimos, hay que estudiar cada caso en particular, ver en qué situación se encuentra el deportista, ver los motivos por lo que se solicita la nacionalización y flexibilizar si es necesario el proceso.
A quien hay que condenar es a los países, no a los atletas, que tan sólo buscan una mejor situación a través del deporte… con independencia de que sea por una situación política, social, por amor, etc.
Espero que no volvamos a ver casos de deportistas que ni han vivido en el país del que se supone son nacionales, como el caso de los voleibolistas brasileños nacionalizados por Georgia. Eso ha sido una ofensa, una falta de respeto y de moral… y encima de llaman Geor y Gia, ¿dónde está el COI en estas situaciones?, quizás tengan que abrir un departamento Legal de Regulación de Nacionalizaciones.
Estos países sólo han buscado el éxito fácil, y resalto las palabras tan equivocadas de Levan AKHULEDANI "Toda empresa necesita éxito, por eso busqué el camino más corto hacia él".
Yo, con mi osadía, me atrevo a recordarle que el éxito que llega rápido se va rápido, porque no tiene bases en las que asentarse. Si quieren el éxito… ¿por qué no nacionalizar a los entrenadores?, de esta manera, tendrían fuentes de conocimiento, (a cambio de un salario para ellos), para poder entrenar y formar a los mejores deportistas de su país desde edades tempranas.
Nacionalizar a un buen entrenador sí es una garantía de éxito, y además, bajo los criterios de normalización laboral, porque ya es hora de que los entrenadores, sin los cuales no hay atletas, puedan vivir de su pasión.
Y hay otra cuestión importante, ¿qué sienten los atletas nacionalizados al escuchar el himno de otro país en el podium? Seguramente sienten bajo sus hombros con alegría el peso del camino realizado para llegar hasta allí…seguramente piensen en sus familias, en su entrenador, en las horas de entrenamiento bajo frío, lluvia, calor, fatiga… seguramente dediquen la medalla a las personas más cercanas… a su país ¿cuál… el de origen o el nacionalización?... yo dejo la pregunta abierta, pero tengo mi respuesta.
¿Y qué sienten las personas del país donde se han nacionalizado?... yo, todavía hay medallas que no puedo considerar españolas. En el Ránking lo son… pero jamás hubiésemos conseguido esas medallas sin esa ayuda externa… porque no tenemos capacidad, habilidad, condiciones… seamos realistas por favor!
El verdadero problema de las nacionalizaciones es que pensamos que un país tiene calidad atlética por el número de medallas, pero la calidad la da el nivel medio de los deportistas de un país… no 3 atletas destacados. Esta consecuencia la veremos en apenas unos años.
Quiero desde aquí aprovechar para dar las Gracias a países como Cuba, gracias de verdad, porque aunque son vuestros deportistas los que nos han dado medallas… esas medallas son vuestras, de vuestro país, de vuestros entrenadores, de vuestras investigaciones deportivas, de vuestra sangre!... y eso lo sabemos aquí, y lo valoramos.
Un saludo Reinaldo, gracias por seguir trabajando por el deporte!!! Un gran saludo desde España (12 DE SEPTIEMBRE DE 2008)
VER: ---OLÍMPICOS BAJO OTRA BANDERA
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