REINALDO CEDEÑO PINEDA
La tarde avanzaba imperturbable, aquel 23 de febrero de 1986.
Los aficionados al atletismo, los más fieles, nos quedamos para la última prueba: el salto de altura. Las expectativas apuntaban a un joven que desafiaba el futuro...
El Memorial Barrientos -tradicional torneo de campo y pista- había iluminado el óvalo del estadio de Santiago de Cuba, pero en el ambiente se intuía la tensión de algo grande, todo parecía detenerse.
Bajé de las gradas con cierto aire de hipnosis y osadía. Nadie me detuvo, cuando salté la verja separadora, me escurrí por la puerta camino al estadio, crucé la pista Y me detuve en la grama, lo más cerca posible del área de salto.
La varilla me parecía infinita, francamente imposible… pero no sé por qué, creía en este joven, Javier Sotomayor Sanabria.
Es verdad que era ya el recordista nacional (2,34 metros) desde un año antes, que había dejado atrás al campeón panamericano de Caracas 1983, el también cubano Juan Francisco Centelles… pero todavía su nombre estaba por hacerse en las grandes lides.
Quizás se haya resquebrajado la disciplina en aquella ocasión, mas público, entrenadores y deportistas se habían transformado en uno solo, en un pequeño grupo de apasionados y curiosos sobre el césped.Un juez nos ordenó retirarnos unos pasos, pero tal vez no advirtió que sólo me separaba unos centímetros, o la evocación me anda poniendo las cosas más cerca….
Tal vez, pero no había Dios que lograra arrancarme de allí.La suerte estaba echada.Javier Sotomayor tomó la carrera de impulso. Desde el fondo de la pista lo vi avanzar con una sola decisión en los ojos, y en las piernas.
Se detuvo para hacer el despegue, vi la pisada fuerte; mientras yo aguantaba la respiración. Hice un ademán instintivo de saltar, alcé los brazos, como si aquello pudiera ayudarlo.Transcurrió un instante, una eternidad.El cuerpo retó la gravedad, la varilla se movió ligeramente de un roce… pero no cayó.
En el colchón, de espaldas sólo había felicidad, y al levantarse, una mezcla de incredulidad y alegría incontenible asomaba en su rostro.Aplaudí con pasión. En un momento, lo busqué y le extendí la mano, mano de campeón.
Javier Sotomayor se había convertido en el nuevo recordista mundial juvenil en salto de altura con 2,36 metros.Aún me quedé un momento más, conmocionado… y cuando regresé, la noche se me echó encima.
Desde entonces supe que Sotomayor iba a llegar lejos, muy lejos y no tuve que esperar mucho para ver cumplido mi oráculo… que por supuesto, a esas alturas, no era sólo mío.
Ese mismo año, en la cuna del olimpismo, Atenas y en el mundial de su categoría, se ratificó como el mejor prospecto al obtener la medalla de oro... peroLo mejor, estaba por llegar.
El 9 de septiembre de 1988 en el estadio de Salamanca, España –que hoy lleva su nombre-, Sotomayor se convertiría en recordista absoluto del planeta cuando saltó 2,43 metros, apenas la primera de sus marcas del mundo.Cuando llegó la temporada de su dominio universal -los campeonatos panamericanos, la Olimpiada de Barcelona´92 y los mundiales-, el cubano estaba en boca de todos.
Sin embargo, siempre me quedó en suspenso aquel día, aquella tarde en que un joven con historia por hacer, había franqueado un récord del mundo… a sólo unos centímetros de mis ojos.
Récords del mundo en salto de altura (desde 1980)
2,35 metros Dietmar Moegenburg (FRG) Rehlingen, RFA 26-05-1980
2,36 metros Gerd Wesseieg (GDR) Moscú, URSS 01-08-1980
2,37 metros Zhu Jianhua (CHN) Pekín, CHINA 11-06-1983
2,38 metros Zhu Jianhua (CHN) Shanghai, China 22-09-1983
2,39 metros Zhu Jianhua (CHN) Eberstadt, RFA 10-06-1984
2,40 metros Rudolf Povarnitsing (URS) Donetsk, URSS 11-08-1985
2,41 metros Igor Paklin (URS) Kobe, JAPÓN 04-09-1985
2,42 metros Patrick Sjoeberg (SUE) Estocolmo, Suecia 30-06-1987
2,43 metros Javier Sotomayor (CUB) Salamanca, España 08-09-1988
2,44 metros Javier Sotomayor (CUB) San Juan, Puerto Rico 29-07-1989
2,45 metros Javier Sotomayor (CUB) Salamanca, España 17-07-93
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario