(Gerardo Medina, una de las nuevas esperanzas de la gimnasia cubana. Debe ganar en experiencia y serenidad… pues condiciones le sobran).
Reinaldo Cedeño PinedaEn nuestro panorama comparativo de la gimnasia cubana del 2006-2007, y la historia, toca ahora reseñar los principales acontecimientos de los años ochenta.
En los
Juegos Olímpicos de Moscú 80, el equipo cubano se ubicó séptimo, mientras sus hombres también acudían a la discusión de los 36 mejores: Casimiro Suarez (19), Miguel Arroyo (22) y Roberto León Richard (23).
Casimiro resultó sexto en barra fija y León Richard tuvo idéntica posición en paralelas.
Aquella cita, ya se sabe, fue boicoteada por muchas naciones de Occidente; y lamentablemente fue la única incursión de este grupo en las máximas citas, por la no asistencia de los países socialistas a Los Ángeles 84 y la no presencia de Cuba en Seúl 1988.
Tiempos en que
la política golpeó duramente al deporte.1...Los Mundiales de los ochenta, CASIMIRO SUÁREZ y el primer oro de las mujeres en Panamericanos.En los Mundiales del período, Casimiro Suárez demostró su rango universal; pero el arbitraje exclusivista pro europeo (sin negar rutilantes estrellas de Europa del Este como Dimitri Belozertchev y Yuri Koroliov), le impidió ser el primer cubano en lograr una medalla mundial como su virtuosismo, seguridad y amplitud merecía.
Pude verlo en vivo en más de un campeonato nacional. Poseía un cuerpo trabajado, mucha serenidad y sus ejecuciones terminaban sin un paso de más. Era sencillamente impresionante.
Mundial de Moscú 81: Casimiro Suárez se ubica cuarto en la final de caballo de salto (19.750 por 19.800 del germano Markus). Durante los ejercicios preliminares en la barra fija, logró una puntuación perfecta (10 puntos), primera y única de un gimnasta cubano en los Campeonatos del Mundo.
En el all around, Suárez ocupó el lugar 31 y el equipo se ubicó en el duodécimo puesto, uno mejor que en la cita precedente de la Fort Worth 1979.
En predios soviéticos, el equipo cubano de chicas regresó a la escena mundialista después de una larga ausencia –desde 1968– y logró el puesto catorce, cuando en los ejercicios opcionales cedieron dos lugares ante Gran Bretaña y España.
Mundial Budapest 83:Casimiro acude a la final de manos libres (sexto) y es suplente en salto (noveno). Asimismo, muestra un desempeño parejo y califica en el décimo quinto puesto como máximo acumulador, su mejor demostración en esas lides.
Por su parte, Roberto León Richard también quedó entre los primeros 36 (lugar 29) y clasificó para la final de barras paralelas (octavo). El equipo ancló en el duodécimo lugar.
Las mujeres, bajaron hasta quedar en el puesto 18; pero varias gimnastas obtuvieron el distingo de Gimnasta de Clase Mundial: Orisel Martínez, Luisa Prieto, Tania González, Anet Rubido e Ileana Pérez.
Esa exigente condición se otorgaba a las que calificaran por sobre los 72 puntos, lo que significaba un promedio de nueve puntos por aparato en la serie de obligatorios y de opcionales
En e1 interín (1984), Casimiro ganó medalla de bronce en el salto durante los Juegos de la Amistad en Checoslovaquia –que a la larga resultó “la Olímpica socialista”, por la consabida no asistencia a Los Ángeles–.
En aquella ocasión también se colgaron medallas, Roberto León Richard, Félix Aguilera y Jesús Rivera.
En los Juegos Mundiales Universitarios de Kobe, Japón 1985 ¡POR FIN! los jueces decidieron hacerle justicia a Casimiro Suárez, y obtuvo un resonante título en el caballo de salto.
Para que la alegría fuera mayor, el segundo lugar se lo acreditó su compatriota Israel Sánchez, otro gimnasta mundialista del período.
Mundial Montreal 1985:El equipo estaba maduro y Cuba rubricó su mejor actuación histórica al clasificar en el ¡
séptimo puesto!
Estuvieron en el colectivo, Casimiro (lamentablemente lesionado al final), Israel Sánchez, Mario Castro, Jesús Rivera, Lázaro Amador y Raúl Menéndez; este último había sustituido al retirado León Richard.
Fue precisamente el “benjamín” Menéndez (20 años) quien dio la nota más alta con el lugar 26. en el all around, una confrontación que incluyó entre los 36 mejores a otros dos cubanos: Jesús Rivera (siempre muy trabajador en sus elementos coreográficos) y el seguro Mario Castro.
En la propia cita, los especialistas comentaron que Israel Sánchez había sido despojado de una segura medalla en la final del caballo de salto.
Su puntuación final de 19,525 no le alcanzó para llegar al podio (finalmente quinto).
Había tenido un 9,90 en preliminares, pero “sólo” un 9,70 y 9.75 en la ronda decisiva. El podio fue para el entonces soviético Yuri Koroliov (19.625) y la plata compartida (19.575) de Lou Yun y Laurent Barbieri, Francia. No hubo bronce.
Lo mejor de las mujeres fue Elsa Lidia Chivás, que obtuvo la puntuación requerida para ser designada Gimnasta de Clase Mundial.
Es esta, la de principios de los ochenta, la promoción más integral que ha tenido la gimnasia cubana.
No hay que olvidar que fue un período de muchos topes –con Europa del Este,
Meca de la gimnasia entonces–, y además en torneos como el Daily Mirrow de Gran Bretaña, el germano de Cottbus, el memorial Joaquín Blume de España y otros.
El 1985 fue un año rico en eventos, porque Cuba acogió la Copa de las Américas de Gimnasia y el exigente torneo Intervisión, aunque esté fue en la especialidad de gimnasia rítmica, en un año que se aprueba la incursión de ese deporte en los siguientes Panamericanos (1987).
Además, la cantera joven tenía garantizada su gran cita: los Juegos Juveniles de la Amistad (JJA), una especie de “mundial juvenil socialista”.
Se participaba con asiduidad en las clasificatorias y los Campeonatos del Mundo, lo cual “acostumbró” a los encargados de impartir justicia a los muchachos de ébano.
Los Torneos Moncada, con sede en Cuba, tuvieron sus mejores versiones con una participación internacional de calidad.
2. La Habana 82 y Caracas 83: copia al carbón.Los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de La Habana 1982, quedaron en la memoria de todos los cubanos y significaron un triunfo organizativo y deportivo para la isla mayor del Caribe.
La mascota del evento –el cocodrilo Cuco–, envió un guiño de simpatía a los participantes de 22 países.
La gimnasia estuvo bajo total dominio cubano, con 29 medallas, y sus equipos se impusieron a México y Venezuela. Cuba sólo dejó opciones a medallas de bronce. La preparación por Europa había sido notable.
Véase el
all around:
(M) oro: Casimiro Suárez; plata: Mario Castro, y bronce: Roberto León Richard.
(F) oro: Orisel Martínez; plata, Elsa Lidia Chivás; bronce: Tania González.
Israel Sánchez ganó en manos libres, Lázaro Amador en paralelas, Roberto León Richard en arzones y Casimiro Suárez en el salto. Miguel Arroyo fue titular en anillas y compartido con Casimiro en barra fija.
Lamentablemente una grave caída de Arroyo con fracturas múltiples, privó a este deporte de uno de sus talentos más notables. Por esos misterios de la vida, hoy su hijo Irving milita en el equipo nacional.
Entre las mujeres, Orisel ganó el caballo de salto y las asimétricas, Elsa Lidia Chivás, las manos libres y la jovencita Naylet Suárez, la viga. Fue esta última la única que resistió el “embate” del estrecho listón, en una sesión de sucesivas caídas.
1983, Caracas, IX Juegos Panamericanos. Cuba volvió a cargar todo el botín dorado en masculino.Casimiro Suárez dio un recital con sus seis medallas de oro: máximo acumulador individual y por equipos, así como ganador en cuatro finales: salto, manos libres, anillas y barra fija.
Roberto León Richard –quien se mantuvo dos décadas en la gimnasia–, consiguió su tercera medalla de oro consecutiva en paralelas; mientras Lázaro Amador negoció el título en los arzones.
En Caracas también reveló su talento Israel Sánchez. En los juegos venezolanos fue uno de los sostenes del equipo (oro), además de ganar plata en anillas y caballo de salto, y bronce en el all around y arzones.
La lid femenina tuvo a Cuba como gran animadora. Por primera y única vez, una cubana se ubicó en el podio de máximas acumuladoras. ¿Quién otra podía ser que la doble campeona centroamericana Orisel Martínez?
Lo recuerdo como si fuera hoy. La discusión de la clasificación se extendió por más de media hora, excedió el tiempo del satélite. Y al otro día nos enteramos del notición: Orisel Martínez era la mejor gimnasta de América.
A sus 23 años –en tiempo en que las niñas mandaban–, había roto todos los pronósticos.
Ganó el oro con 76 puntos exactos, apenas cinco décimas más que Yumi Mordre, y diez que Lise Wittwer, ambas norteamericanas.
Pero no era todo: la propia Orisel ganó el caballo de salto (plata para su compañera Luisa Prieto) y Elsa Lidia Chivás no quiso quedar fuera de la fiesta, al adjudicarse el sitial de honor en la viga de equilibrio.
En total, consiguieron las mujeres un resultado inédito: tres medallas de oro, cuatro de plata (el equipo estuvo más cerca que nunca de las norteamericanas) y un bronce, el de la estable Tania González en las asimétricas.
Ese ha sido el mejor equipo de la gimnasia femenina cubana.
Por cierto, el matrimonio de Orisel y Richard se convirtió en el primer matrimonio de oro de la gimnasia de Cuba, y fue motivo de un documental.
En
1986, en los Centroamericanos de Santiago de los Caballeros, todavía algunos de esos gimnastas estaban en activo.
Elsa Lidia Chivás pudo adjudicarse el título de máxima acumuladora, que le fue esquivo en Medellín (bronce) y en La Habana (plata).
Esta vez dejó los lugares dos y tres a su compatriotas Laura Rodríguez (que a sus trece años ganó además títulos por equipos y en asimétricas) y Dayneris Sánchez. Los otros títulos, para Judith Villa en salto y Tania Guía en libres.
Entre los hombres, otra vez Casimiro Suárez reinó, escoltado por sus compañeros, el elegante Raúl Menéndez (oro en arzones, paralelas y viga) y
Félix Aguilera.
Otros medallistas individuales de los Centro Caribe 1986 fueron Jesús Rivera y Mario Castro. El mexicano Telesforo Pineda enseñaba clase, esta vez con tres broncíneas… que ya sería su tiempo.
En los muy disputados
Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987… el arbitraje hizo de las suyas y favoreció a los de casa.
Así los varones por equipos cedieron el cetro a Estados Unidos, y a Casimiro Suárez le escamotearon el suyo (plata) detrás de Scott Johnson.
Con todo, nadie pudo quitarle a Casimiro, el oro del caballo de salto y el de manos libres, con lo que conseguía ambos por tercera vez consecutiva.
Casimiro Suárez obtuvo 19 medallas en total en los Juegos Panamericanos, incluido el oro por equipos ya en el ocaso, en La Habana 1991 y la plata en caballo de salto en esa propia justa. De ellas, 13 habían sido doradas.
Félix Aguilera también destacó en la cita, con el oro en barra fija y medallas de bronce en manos libres, arzones y barras paralelas.
Las mujeres –contra unos pronósticos fatalistas, dada la juventud de sus integrantes–se ubicaron segundas en el continente. Supieron arreglárselas para hacer el 1-2 en caballo de salto con Laura Rodríguez y Luisa Prieto. En viga, Tania Guía y la Chivás ganaban plata y bronce.
Hasta aquí llegaba toda una generación… que ahora entregaba el batón, con responsabilidad, a la siguiente.
LOS NOVENTA y un nombre: Eric LópezLa constante renovación de la gimnasia llega en los noventa… pero abrió con un puesto desacostumbrado: el segundo en el all around (Erick López), tras el triunfo del local Telesforo Pineda en los
Juegos Centro-Caribe de México 90.
En la lid azteca, Cuba prosiguió su dominio colectivo en ambos sexos, pero México rompió el tradicional barrido con tres doradas –además de las de Telesforo de Pineda en individual–, Alejandro Peniche en el salto –ganándole al veterano Casimiro Suárez– y el de Brenda Magaña en barras asimétricas.
El propio Casimiro fue el mejor en manos libre con lo que logró su medalla número 16 en estas citas (9-7-0). Las otras doradas las consiguieron José Tejada en barras fijas, Félix Aguilera en paralelas y el propio Erick en arzones.
Erick sería el rey en los Juegos Centro Caribe de Ponce 1993, donde Cuba sólo dejó escapar un título entre hombres y mujeres.
Erick López no poseía un biotipo ideal para un gimnasta (como un Casimiro o un León Richard), era más bien pequeño; pero alcanzó un virtuosismo técnico artístico tal que le abrió la senda de América y del Mundo.
Tuvo una carrera deportiva longeva, consagrada. Supo ser el líder del conjunto y siempre respondió en los momentos grandes.
En los Panamericanos de La Habana 91, Erick López inició su ascenso al podio panamericano, con el primer lugar como máximo acumulador frente a sus compañeros Tejada y Aguilera.
Ellos encabezaron el equipo cubano que recuperó el título (580,550) frente a Estados Unidos (575,450).
Cuba logró en total 19 preseas (9-6-4), con títulos individuales para Erick en salto y paralelas, Damián Meriño en manos libres y anillas, Aguilera en barras fijas y Tejada en los arzones.
En el sector femenino, el sexteto cubano, bien inexperto, se creció. Incluso una niña de 12 años, Leyané González ganó el oro en la viga de equilibrio, en un empate con la máxima acumuladora, Stephanie Wodds, de los Estados Unidos.
A partir de ahí, y
hasta Santo Domingo 2003, Erick López escribió una oda al virtuosismo y ganó en cuatro juegos panamericanos consecutivos el título de máximo acumulador.
En
Mar del Plata 95 ganó además por equipos, arzones y paralelas. Las otras doradas se las acreditó Damián Meriño en anillas y paralelas; mientras Lázaro Lamelas plateó en paralelas y salto y fue tercero en el all around.
En la gimnasia femenina, Estados Unidos se apareció con el mejor equipo de su historia, encabezado por Shanon Miller y Amy Show; pero las cubanas pudieron alcanzar varias medallas, con Annia Portuondo (1 de plata y 2 de bronce) y Leyane González (2 de bronce).
En la cita continental de
Winnipeg 1999, Cuba ganó con amplitud la rama varonil, con 5 medallas de oro y 1 de plata para Erick López.
Las otras preseas las consiguieron Abel Driggs (oro en salto y bronce en paralelas), Yohandy Diaz, plata en salto y en el suelo; así como Lázaro Lamelas, bronce entre los máximos acumuladores.
Por primera vez desde 1963, el equipo femenino quedó sin preseas (quintas), con un estrenado Canadá de campeón. Las mejores ubicadas fueron Yureisis Bermúdez (novena) y Arasay Jova (decimotercera). Sin embargo, esta última supo acreditarse un cotizado oro en el caballo de salto.
Pero los noventa, no sólo fueron de medallas americanas, sino de preseas en Europa en lides tan exigentes como los juegos Mundiales Universitarios, y de otras actuaciones de nivel.
En el Campeonato del Mundo de Lausana´97, Erick López se ubicó entre los ocho primeros del all around, hecho sin precedentes para la mayor de las Antillas.
En los
Juegos Mundiales Universitarios de Sicilia 1997, Leyané González rompe el embrujo y se convierte en la primera cubana en ganar medallas: plata y bronce en manos libres y salto, respectivamente.
En las propias
Universiadas, en Palma de Mallorca 1999, Abel Driggs –continuando la senda de Cuervo y Casimiro–, se anotó oro en el caballo de salto, mientras Arasay Jova fue segunda en el caballo.
Erick López ganó bronce en esa cita; pero nada menos que entre monstruos del all around, lo que ratificaba su integralidad como gimnasta.
Un año antes, en Los
Juegos Centroamericanos de Maracaibo 98, había liderado el equipo cubano masculino que ganó 8 medallas de oro, 4 de plata y 4 de bronce. Claro, otros protagonistas se sumaron: Abel Driggs y Lázaro Lamelas.
Sin embargo, no fue igual en el sexo bello: sólo lograron un título (Leyané González de líder), así como cinco de plata y dos de bronce. Eso les valió para colocarse terceras en el medallero.
La reina, por vez primera, no fue una cubana; sino la azteca Brenda Magaña; aunque no era ninguna desconocida. Ella había dejado su nombre marcado con el título de 1990 en las barras asimétricas (llegaría a una final en el Mundial de Hungría 2002 y a ganar par de títulos en los Juegos de San Salvador 2002)
Y si hablamos de mujeres, fue una cubanita quien venció el reto. Consiguió la primera presea para un gimnasta cubano de cualquier sexo en un Campeonato del Mundo….
EL CASO ANNIA PORTUONDOLa vi nacer al mundo de la gimnasia, cuando en el ateneo Armando Mestre de Santiago de Cuba tenía lugar el Campeonato Nacional. Tenía apenas diez años, usaba un traje de lunares y se echó al público en el bolsillo. Sus dos medallas de plata, entonces, fueron el anuncio de lo vendría.
Annia ganaría siete veces el título de Cuba.
Era muy seria en sus demostraciones. Incluso más de un comentarista le señaló la falta de una sonrisa, de una expresión más dulce; pero su concentración era una de sus claves.
No me asombró cuando dos años después, en los juegos Centro-Caribe de México 90 ganó 5 medallas de oro y 1 de bronce, incluida la de máxima acumuladora, sobre dos buenas representantes de México, Brenda Magaña y Mariana Asencio.
La prensa destacó sus hazañas:
En el periódico Granma del 26 de noviembre de 1990, el titular fue “Annia ya dejó su nombre grabado en la gimnástica”, mientras en la revista Bohemia del día 30 se hablaba de “Annia y su magia”.
Tres años después, en los Centro-Caribe de Ponce, la cubana logró una actuación perfecta: ganó los 6 títulos en disputa, e incluso en uno de ellos mereció la calificación perfecta de 10 puntos.
Como ya comentamos, ella y Leyané González fueron las únicas latinoamericanas en abrirse espacio entre la armada norteamericana en los Panamericanos de Mar del Plata 1995.
Al año siguiente, la Portuondo se proyectó más allá de América, ganó medallas en torneos en China y Europa y se presentó con aspiraciones al Campeonato Mundial Individual o por Especialidades que tuvo lugar en Puerto Rico, donde ya era una conocida.
En San Juan 1996, Annia Portuondo se convirtió en el primer gimnasta cubano (incluyendo ambos sexos) que lograba una medalla en una cita del mundo. Por si fuera poco, era también la primera mujer latinoamericana que lo hacía.
Mucho se comentó del delirante apoyo boricua y de aquel éxito –que pudo ser aún mayor–; pero los jueces adelantaron a las rumanas Gina Gogean (9,800) y Simona Amanar (9,787), por sobre la antillana (9,756).
Esa actuación estuvo por encima de los pronósticos hechos en Cuba… y fueron muy tardías las gestiones para incluirla en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Lamentable.
Poco después, perdí la pista a la gimnasta que supuse retirada… y no fue hasta los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, que volví a saber de ella.
Ahora, para mi sorpresa, formaba parte del equipo…. de los Estados Unidos, y su apellido era Hatch. Como tal, ganó medalla de plata en caballo de salto y por equipo.
Tenía 26 años, todo un récord para una mujer en este deporte.
Y se había convertido en la primera gimnasta de origen latinoamericano que ganara una medalla olímpica.
TERCER MILENIO: Un cubano asalta la cima… y el declive.
El Tercer Milenio abrió con buenas noticias para la gimnasia cubana el
2001, en el Campeonato del Mundo de Gante, Bélgica.
Allí Erick López logró el sueño de la gimnasia cubana: una medalla en mundiales, al conseguir la plata en barras paralelas (9,675) sólo detrás del norteamericano
Sean Towsend (9,700) y mejor que el bielorruso
Ivan Invankov (9,637).
Asimismo alcanzó un ¡quinto puesto! entre los máximos acumuladores. Y esa actuación fue consagratoria.
Para Cuba la sonrisa fue por partida doble, con el bronce en caballo de salto, del joven Charles León, crecido frente a lo mejor del planeta
En ese propio año, López se acredita la Copa América por invitación del 2001 –un certamen solo para la elite mundial- y, en el 2002, el campeonato panamericano de gimnasia en Cancún.
En el 2003 repite el quinto puesto en el
Mundial de Anaheim, California y sobrevendrá su último gran evento, los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, donde se convirtió en el rey al ganar 6 títulos dorados.
De esta forma, Erick López es el deportista con más medallas en la historia de los Juegos Panamericanos con 22, de ellas nada menos que 18 de oro.
El equipo de Cuba retuvo el oro por equipos. Además de Erick, estuvieron como hombres claves, Lázaro Lamelas y Abel Driggs, ya con experiencia, y se incorporó el joven Michel Brito, tras la lesión del prometedor Charles León…
Erick nunca pudo alcanzar una medalla olímpica, pero al menos en Sydney 2000 mereció estar en la final de anillas. Los jueces no le dieron la calificación que se había ganado en las anillas, y lo dejaron noveno (primer suplente).
En los propios juegos de Australia se ubicó en el lugar 17 en el all around, y en la Olimpiada de Atenas 2004, ocupó el puesto veinte.